CRONICAS CONCIERTO ROGER WATERS 25 MAYO PRAGA

 

A finales de este mes de mayo os pedimos vuestras crónicas sobre la proyección del concierto en vivo desde Praga de Roger Waters. Han sido medio centenar de crónicas las recibidas. Cómo casi todas concuerdan en lo mismo, hemos elegido una que centrara todas esas crónicas enviadas. Hemos seleccionado esta de Juan Pini que resumen muy bien todas esas crónicas y lo sucedido esa noche en varias salas de cine de toda España. Todos los que nos han enviado sus crónicas, tendrán un detalle recordatorio de esa noche tan especial.

 En lo musical, en líneas generales bien; hubo ciertos problemas de sonido al principio (volumen muy bajo), que mejoraron enseguida. No obstante el sonido no fue lo mejor, ya que provenía sólo del frontal de la pantalla, desaprovechando las posibilidades que los cines modernos ofrecen en este terreno. En cuanto al "setlist", Roger Waters lleva cuarenta años diciendo que ya no tiene nada que ver con PF, pero no es tonto y sabe que su público va a escuchar los éxitos del grupo del que fue parte. Sólo me pareció contar cuatro temas de su carrera en solitario más alguno inédito (o que no conozco). PF estuvo especialmente presente en la parte dedicada a ‘Wish You Were Here’ –la que más me gustó–, con mención especial a Syd Barrett e imágenes de sus ex compañeros en el panel gigante que pendía sobre el escenario; eso sí: cuidadosamente seleccionadas para que en ninguna apareciera Gilmour.

 En mi opinión estuvo de más la interpretación de la segunda cara de ‘Dark Side’ al completo: hay cosas que en casa, con los cascos puestos y una copa en la mano quedan sublimes, pero que en otras circunstancias quizá relajan demasiado el ambiente. La banda cumplió con nota, reproduciendo con bastante fidelidad el sonido Floyd y cubriendo a Waters cuando necesitaba un respiro. Muy especialmente destacaría al guitarra solista –de ilustre apellido– y al batería. No brilló tanto el encargado de cantar las partes de Gilmour, un poco flojo de voz. De Waters poco podemos decir que no se haya dicho ya: si esto es lo último que hace no es exagerado afirmar que se va a retirar en plenitud de facultades.

 En cuanto al escenario, me pareció bastante similar al de otras giras, con esa macro pantalla en forma de cruz colgando sobre la banda en la que aparecen videos, fotos, animaciones y textos. Elemento un tanto apabullante que deja a los músicos a veces en un segundo, y oscuro, plano. Muchos de los detalles de las interpretaciones que pudimos apreciar en la retransmisión seguramente pasaron inadvertidos para el público en directo. Otra cosa que no acabo de entender es la proyección de largos textos mientras se ejecutan las canciones, que sólo contribuyen a dispersar la atención: o lees (traduciendo del inglés: doble esfuerzo) o escuchas. Waters, tan combativo él, también ha sucumbido a la nada inocente moda del bombardeo de información.



Y hablando de combatividad, ese es otro de los aspectos del concierto que menos me convence. Porque una cosa es un concierto de rock y otra un mitin y creo que Waters sobrecarga en exceso este último aspecto. Ya utiliza las pantallas para plasmar sus ideas: ¿a qué enredarse –y meter minutos al espectáculo– con proclamas, lecturas de manifiestos y reivindicaciones, máxime en un inglés poco inteligible (de tan british) para los que no lo dominamos? Todo ello con el peligro de dejar al descubierto ciertas incoherencias: ‘Fuck Empires’ se lee en la macropantalla en algún momento; eso sí, escrito en la lengua del imperio, de la que Waters no se apea en ningún momento: hubiera sido un detalle que, amén del inglés, los textos en pantalla hubieran estado traducidos al checo y que se hubiera esforzado al menos en dar las gracias en ese idioma.



"Fuck Patriarchy’ reza otra consigna, pero las vocalistas de la banda se ajustan en atuendo y movimientos al papel de coristas femeninas de toda la vida: vestidas igual y contoneándose al ritmo de la música. También discordante es el inicio de la segunda parte, con el disfraz filonazi de marras y la letra de ‘In The Flesh’. Waters ha repetido hasta la saciedad que es una burla, pero no deja de ser un elemento demasiado brusco en un espectáculo dominado por los mensajes progresistas y antibelicistas -máxime cuando al finalizar el tema agarra un arma y empieza a disparar-. No es extraño que cierta parte del público no entienda la broma, o no le haga ninguna gracia; en mi caso  la escena de la ‘surrogate band’ de la peli de Alan Parker siempre me ha hecho preguntarme si Waters no sentirá cierta inconsciente fascinación por los totalitarismos (creo que sus ex compañeros de PF no tendrían ninguna duda al respecto).

Y para terminar, la guinda final con toda la banda en torno al piano acompañando una balada dedicada a Dylan y al hermano mayor de Waters, recientemente fallecido, fundiéndose con ‘Outside The Wall’ mientras los músicos desfilan hacia la salida sin dejar de tocar. Elegante forma de concluir un gran espectáculo, tan milimétricamente calculado, tan teatralmente concebido, que no dejó opción a los bises. Ni falta que hacía.


Juan Pini - Madrid

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